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Cinco años con leyes de transparencia en España.

El 40% de las demandas informativas a la AGE en los 50 primeros meses (7.204 preguntas) las realizaron solo 86 personas.

Cinco años después de aprobada la Ley 19/2013, de 9 de diciembre, de transparencia, acceso a la información pública y buen gobierno y las diferentes regulaciones autonómicas que le han seguido, puede decirse que España ha homologado su sistema legal en el derecho de acceso a la información con el de la mayoría de la comunidad internacional. Pero el sistema institucional de la transparencia (entendido como las normas, pero también los órganos, las costumbres y acciones y la práctica ciudadana) está lejos de alcanzar la madurez y la potencialidad que cabe esperarse, para que de veras influya en la buena gobernanza de las instituciones del país. Porque la transparencia y el acceso a la información no es solamente un derecho de los ciudadanos: ha de ser una eficaz herramienta preventiva y proactiva para el mejor gobierno de todas las miles de instituciones, de sus decenas de miles de satélites o entidades dependientes; y para los cientos de miles que empresas y organizaciones que interaccionan con ellas y sus fondos públicos.

El ecosistema de entidades obligado a la transparencia y a la rendición de cuentas es amplio, frondoso y profundo. Pero apenas hemos comenzado a conocer su superficie a través de un número todavía no contabilizado de portales de Transparencia y de las escasas preguntas que hacen los 46,5 millones de españoles. Existen algunos datos muy indicativos sobre el alejamiento ciudadano, por desconocimiento o desinterés, de los nuevos derechos y herramientas de acceso a la información a su alcance. Basta pensar que apenas se han hecho 17.986 preguntas a la Administración General del Estado en los primeros 50 meses de vigencia de la Ley de Transparencia; es decir, solo 12 cada día como media (menos de una a la semana en algunos ministerios). Tales preguntas las hicieron únicamente 5.285 ciudadanos; es decir, apenas el 0,01% de la población, uno de cada 9.000 habitantes. Y si se estrecha el foco, apreciaremos que casi el 40% de las demandas informativas (7.204 preguntas) las realizaron solo 86 personas. Y que cinco de ellas hicieron más de 250 preguntas cada una. Solo una minoría está ejerciendo este derecho de forma intensiva.

No hay estudios que consoliden las demandas de acceso a la información en el conjunto de todas las administraciones y se tardará en disponer de estadísticas consolidadas porque la inmensa mayoría de los ayuntamientos no llevan a cabo un recuento fiable.

Podrá pensase que cinco años son pocos para que el nuevo marco legal haya desplegado todos sus efectos. Y es cierto. Pero lo más preocupante no es que no haya alcanzado aún sus objetivos deseables, sino que los últimos dos años la transparencia ha ido saliendo poco a poco de la agenda pública y, lo que es peor, nunca ha llegado a estar realmente en la agenda ciudadana, como lo demuestran las escasas preguntas presentadas a la Administración central. Y como lo corrobora también el escaso uso de los portales de transparencia de los que se tiene noticia en relación con las visitas a las webs de sus administraciones. Porque, aunque el número de visitantes al portal de transparencia estatal en 2018 aumentó un 56% hasta alcanzar la cifra de 1,1 millones (que apenas hicieron 1,4 millones de visitas), las cifras siguen siendo muy bajas en comparación con el censo de usuarios de internet.

Tanto la aplicación T-Canaria como el Índice de Transparencia de Canarias constituyen dos singularidades en el sistema de transparencia español, que nos permiten estar en vanguardia en el proceso de control de la transparencia activa

Las nuevas leyes de transparencia estatal y autonómicas se plantearon como unos de los mecanismos de regeneración democrática que restituyeran la confianza ciudadana perdida a raíz  de la cascada de casos de corrupción y de los masivos efectos de la crisis económica. Pero las leyes de transparencia tienen efectos preventivos y estimulativos más que correctivos sobre el buen gobierno y, a la postre, sobre el crecimiento económico. Y han sido y son más utilizadas por la élites (activistas, lobbies, sindicalistas, funcionarios, periodistas) que por el conjunto de la ciudadanía.

En cualquier caso, el número de sus usuarios no es lo más relevante o importante; porque lo que resulta crucial en el mundo del derecho de acceso a la información pública (que en su inmensa mayoría suele ser árida y poco atractiva) es que toda la información posible esté disponible y actualizada para que todo el sector público pueda ser escrutado socialmente y no solo por sus sistemas de control interno. 

Los bondadosos efectos de la transparencia sobre los sistemas de gobierno y sobre su mayor o menor integridad y eficiencia se producen por el hecho de que la información esté permanentemente accesible en unos casos (portales de transparencia de las páginas webs) y fácilmente accesible cuando se pida por derecho de acceso. El hecho de que los datos sean ahora potencialmente vistos con mucha más facilidad promueve de facto mejores comportamientos y resultados públicos. No en vano sentencia el refranero español que “el ojo del amo engorda al caballo”. ¿Y qué son los sistemas de transparencia sino diferentes sistemas de visión para que los ciudadanos vigilen a sus servicios públicos más allá de los controles de legalidad?

Nuestro acervo normativo en este campo no fue puesto al día hasta el año 2013. Y fuimos uno de los últimos países avanzados en reconocer a los ciudadanos canales informativos directos a la información pública.

Cinco años después no es cuestión de seguir dándose golpes en el pecho, o seguir llorando tanto por la leche derramada o por la que no fluyó como debía en los años precedentes. Es momento de constatar que alguna ventaja obtuvimos al llegar casi los últimos a este proceso; especialmente en el ámbito de la publicidad activa, de las regulación sobre la obligación de publicar contenidos en los portales de transparencia, regulación más avanzada y proactiva que en la mayoría de los países de nuestro entorno.

A los órganos de garantía de la transparencia nos corresponde la misión de controlar y evaluar el cumplimiento de las obligaciones de transparencia de todo el ecosistema institucional y socioeconómico determinado por las normas. Nos compete demandarles un ejercicio permanente de rendición de cuentas sobre el derecho de acceso de los ciudadanos y, al menos, un ejercicio anual de rendición de cuentas sobre la carga y calidad de sus portales de transparencia; de la misma forma que lo hacen los órganos externos de control económico-financiero semejantes al Tribunal de Cuentas. O como lo viene haciendo la Agencia de Protección de Datos Personales respecto a ese necesario límite a la transparencia. Y hemos de hacerlo con muchos menos medios que ellos porque nacimos en una época de crisis, de restricción absoluta de medios económicos y personales. Pero también en un tiempo en el que la combinación de las TICs y la colaboración de los sujetos obligados pueden lograr que ese necesario ejercicio de metatransparencia, de transparencia sobre la transparencia, se logre a bajo costo y con la debida calidad.

En la más joven institución de Canarias, el Comisionado de la Transparencia, dependiente del Parlamento, iniciamos ese camino hace tres años; y no solo dando amparo a las personas reclamantes ante denegaciones de información de las administraciones, sino evaluando cada año el cumplimiento de sus obligaciones informativas en los portales de transparencia. Lo pudimos hacer porque articulamos y logramos la colaboración de casi 350 funcionarios y concejales en la carga del más del millón y medio de datos a través de una aplicación telemática propia,T-Canaria, sin la que hubiera sido imposible entendernos todos. Y con la que pudimos construir el primer ranking público autonómico sobre esta materia: el Índice de Transparencia de Canarias (ITCanarias).

Desde que en diciembre de 2013 comenzaron a desplegarse en España las leyes de transparencia, nunca hasta el año pasado se había medido al 100% de las instituciones de una misma comunidad autónoma con baremos idénticos, basados en la metodología de MESTA).

Tanto la aplicación T-Canaria como el Índice de Transparencia de Canarias constituyen dos singularidades canarias en el sistema de transparencia español, que nos permiten estar en vanguardia en el proceso de control de la transparencia activa.

El Índice de Transparencia de Canarias (ITCanarias) de las 98 instituciones de las islas (ayuntamientos, cabildos, Gobierno de Canarias y universidades) se cifró en 2017 en un nota media de 5,47 puntos, cuando al año anterior apenas había llegado a 3,14 puntos. La mayoría de ellas mejoraron sus portales de transparencia al realizar la autoevaluación y rendir cuentas ante el Comisionado de Transparencia. La progresión de los niveles de transparencia ha sido positiva en más del 90% de las instituciones. Cincuenta instituciones principales (el 51%) superaron en 2017 la nota de 5; cuando el año anterior solo la habían rebasado 20. Pero todavía 48 no han alcanzado el valor 5 en la escala de 1 a 10.

La evaluación de la transparencia se ha demostrado como un evidente acicate para la mejora de sus niveles de cumplimiento. Para seguir avanzando será necesario además regular mejor los procedimientos de sanción ante los incumplimientos y promover la demanda de información de los ciudadanos. Porque lo que nos ha enseñado la experiencia es que sin el ejercicio de preguntar la obligación de responder está vacía. Y que si no hay muchas preguntas las administraciones no van a dar las respuestas que se esperaban. Sin preguntas no hay respuestas; no hay respuestas pertinentes ni información profunda, el caldo de cultivo imprescindible para que tanto la democracia como la gobernanza sean de calidad.

Publicado en la Revista de los Registradores de España en febrero de 2019 : https://revistaregistradores.es/cinco-anos-con-leyes-de-transparencia-en-espana/

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Modelo y resultados del Índice de Transparencia de Canarias (#ITCanarias)

Proceso de evaluación del cumplimiento de la Ley 12/2014 de transparencia de Canarias

En enero de 2019, desde el Comisionado de Transparencia de Canarias aportamos nuestra colaboración al libro “Leyes de Transparencia y Acceso a la Información de las Comunidades Autónomas”. con un capítulo sobre el modelo definido en el Índice de Transparencia de Canarias (#ITCanarias)

Autores

Daniel Cerdán Elcid. Periodista. Comisionado de Transparencia y Acceso a la Información Pública de Canarias.

Jose María Vázquez González. Economista Jefe del Servicio de Evaluación y Control de la Transparencia del Comisionado de Transparencia de Canarias

Clara Rodríguez Pérez . Matemática. Asesora técnica del Comisionado de Transparencia de Canarias.

Actualizaciones

La actualización permanete sobre el ITCanarias puede consultarse en estos enlaces:

Resultados del Índice de Transparencia de Canarias en 2016, 2017, 2018 y 2019

Últimas noticias sobre los proceso de evaluación de la transparencia en Canarias ( #ITCanarias)

Mapa de Puntuaciones de calidad de los portales de transparencia de Canarias (#ITCanarias 2016 – 2017 – 2018 – 2019).

Índice del capítulo «Modelo y resultados del Índice de Transparencia de Canarias (#ITCanarias)»

  1. Introducción
  2. Antecedentes del Índice de Transparencia de Canarias ( #ITCanarias).
  3. La definición del Índice de Transparencia de Canarias ( #ITCanarias).
    I. Indicador de Cumplimiento en Publicidad Activa (ICPA),
    a) Los 7 criterios referidos a la publicación de cada información: Índice de Cumplimiento de la Información Obligatoria (ICIO).
    b) Cumplimiento del Soporte web (ICS).
    c) Cálculo del indicador ICPA.
    II. Indicador de Transparencia Voluntaria (ITV).
  4. Aplicación T-Canaria.
    I. Carga de la información de transparencia para la autoevaluación.
    a) Cuestionario General de Transparencia ( #ITCanarias).
    b) Cuestionario de Acceso a la Información Pública ( #ITCanarias ).
    c) Cuestionario de Publicidad Activa ( #ITCanarias ).
    a. Pestaña Obligaciones.
    b. Pestaña Soporte web.
  5. Evaluación y mapa de obligaciones.
  6. Resultados de la evaluación.
    I. Evolución 2016 – 2017 del Índice de Transparencia de Canarias.
    II. Evaluación ITCanarias 2017 de 98 instituciones públicas canarias y 111 entidades dependientes.
  7. Conclusiones
    Anexo 1. Obligaciones básicas de los ayuntamientos.

Enlace al capítulo completo sobre Índice de Transparencia de Canarias en PDF del libro “Leyes de Transparencia y Acceso a la Información de las Comunidades Autónomas”, coordinado por Antonio Troncoso Reigada CAPITULO COMPLETO DEL LIBRO

Compra del libro en la Editorial Dykinson: “Leyes de Transparencia y Acceso a la Información de las Comunidades Autónomas”

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Versos Versos Año Nuevo

2018. Claridad

Verdades alternativas y posverdades
engordan la vieja fauna de las mentiras.

Verosímiles equívocos, crédulas apariencias,
lelos disparates, 
globos sonda, lapsus fariseos,
cándidos espejismos, graduadas dobleces,
medidos errores,
gazapos que serán tigres.

Chismes verdaderos, habladurÍas vanas,
comidillas murmurantes, chismorreos injuriosos,
cotilleos voladores,
artificios deslumbrantes, vacuas constataciones,
perogrulladas excelsas, patochadas.

Historias cojas y mancas,
rumores con fundamento,
leyendas con buena causa,
buenismos muy redentores, 
liberadoras quimeras,
descubrimientos babiecos,
ardices, argucias, artimañas.

Hipérboles ampulosos, encomios figurados
piropos para incautos, lisonjas venenosas,
embelecos,
adulaciones rastreras,
huecas fachadas, birrias exultantes,
astutas simulaciones,
camelos para memos.

Complejidades simples, datos huérfanos,
textos sin contexto, mensajes sin enlace,
titulares metralla,
evidencias amañadas, cínicos enredos,
fundados delirios,visiones apocalípticas,
chorlitas esperanzas.

Paradigmas contestables,axiomas titubeantes,
medias verdades, sesgos cognitivos,
silogismos quebrados, deducciones tramposas, 
inferencias erradas, conclusiones erráticas,
patrañas virales. 

Ciegos egos encendidos,
alegres calumnias, sarnosos infundios,
sibilinos engaños, falsedades sicarias,
verdaderos bulos, bolas monumentales,
trolas en bandada, falacias,
y embustes morrocotudos.

Ahora, verdades alternativas y posverdades
engordan la vieja fauna de mentiras.


Hágase la  claridad,
puesta en evidencia irrefutable de certezas y engaños.
No es regalo, dación o ciencia infusa.
Es derecho y deber, indivisibles.
Se busca y se conquista.
Si no lo logras,
lo malo libre campea, disfrazado, a tu lado.
Lo bueno pasa, irreconocible,
como si nada.

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Familia Versos

Bisabuela, cuando yo sea más grande

Cuando yo sea mas grande
y sepa decir cosas,
te dire  te quiero,
te quiero hasta el  cielo.

Sofia y Carla, con Paca Elcid en la celebración de su 90 cumpleaños

Cuando yo sea mas grande
y sepa decir cosas,
te diré que me digas
unas poesías de las que tu hacías.

Cuando yo sea mas grande
y sepa decir cosas
te diré que me cosas
una de esas cosas
que del frío abrigan.

Cuando yo sea más grande
y sepa decir cosas,
te diré en inglés:
Hola abuela
Hello great-grandmother
que voy para  España
I’m going to Spain
a verte la próxima semana
next week to see you.

Cuando yo sea mas grande
y sepa decir cosas
le diré a todo el mundo
que tengo una abuela
que mucho me mola.


Cuando yo sea más grande
y sepa decir cosas
te diré muchas gracias, abuela,
porque sin ti no estaría aquí.

Cuando yo sea mas grande
y sepa decir cosas
te dire  te quiero,
te quiero hasta el  cielo,
y dame ese beso
que tanto deseo. 


Sofía y Carla

«Ven aquí que te dé un beso»
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Adán Martín Canarias

El premio, la suerte, la deuda y la pérdida de Adán Martín

Adán Martín fue un premio de la vida para los que tuvimos la suerte de trabajar con él durante años y para muchos, muchísimos más. Su equipo lo recuerda de muchas maneras, que confluyen siempre en una línea maestra tan sencilla como cierta: Fue una persona buena y una buena persona en el doble sentido de la expresión; y en la doble vertiente personal y profesional. Siendo un político de larga trayectoria, a muchos les parecerá increíble, imposible. Pero el libro testimonial que han escrito sus amigos y compañeros a los siete años de su muerte da fe de ello.

He desconfiado siempre de los panegíricos, porque rara vez me resultan creíbles cuando los leo o escucho; porque la realidad siempre es gradual, contradictoria, un escenario de luces y sombras que a menudo nos ciega o nos deslumbra, sin que sepamos cuando. Pero esa prevención se me derrumba siempre a la hora de hablar sobre Adán Martín. Y no porque no tuviera defectos o limitaciones, sino porque su buena madera, su apertura al cambio y su paciente tolerancia  con los demás le permitía corregir con rapidez, absorber lo mejor de cada situación y persona y dar por olvidadas siempre las malas experiencias y los agravios.

Decir que Adán Martín fue una buena persona no es descubrir mucho. Hay buenas personas a raudales, frente a lo que la gente piensa. Lo que hay menos son personas excepcionalmente buenas como él, que ejerzan sin la menor presunción de serlo, con esa simplicidad y  humildad que, paradójicamente, acaban siendo apabullantes. Pareciera que no les costase apenas, que fuera en ellos lo más natural del mundo. Como si vinieran buenos de fábrica y no tuvieran sino que seguir siendo ellos mismos. Como si portaran una brújula interior que les abocara siempre e irremediablemente, sin mediar su voluntad, al norte de lo bueno.

Pero no es cierto. No hay brújulas certeras y unívocas para conducirnos con acierto por la vida. Y menos por una vida como la suya, tan intensa y cargada de decisiones. La de Adán Martín siempre fue una brújula dubitante, como debe ser cuando se ha de elegir entre tantas posibilidades, entre tantos caminos alternativos, entre tantos aciertos y errores, muchas veces cada día; y cuando la última palabra es la tuya porque ya no hay nadie más arriba para cargar con la decisión difícil. En su caso, no haber manejado una brújula prudente y nada apresurada hubiera sido insensato para el buen fin de las miles de elecciones que tuvo que realizar en 28 años de servicio público intenso. Bien podríamos decir que Adán Martín fue un hombre radicalmente bueno, asaltado por el análisis y la duda; entendiendo ésta no tanto como una limitación o debilidad, sino como un instrumento para mejorar lo mejorable al máximo, para no equivocarse o para no lastimar a terceros.

Y la de Adán fue una brújula dubitante que nunca fue subterfugio para la inacción, porque estaba impulsado por una pila de energía poderosa, por una inteligencia poco común y por una autoexigencia permanente. Si a esas condiciones se une la bondad -el concepto para mí más asociado a su persona – se entiende bien que su vida fuera todo un don, una suerte, un premio para los que tuvieron la suerte de compartirla. Un don que alcanzó y sigue alcanzando de alguna manera a toda la ciudadanía canaria.

Adán Martín buscó siempre maximizar, optimizar, aprovechar las oportunidades. Y, sobre todo, aprovecharlas juntos, buscando la cooperación y el entendimiento de todos. Y en esa búsqueda de lo mejor empleó 20 horas al día, 365 días del año, con una energía indesmayable que le sostuvo incluso en sus meses finales, cuando ya sólo se irradiaba en forma de ternura. 
Con el aprendí algo que se me reveló como una de sus más poderosas herramientas: La empatía fue su arma de construcción masiva cuando apenas conocíamos esa palabra. Su capacidad para ponerse en el lugar de todos, unir cabos, y hallar mínimos comunes denominadores que suscitaban amplios acuerdos fue la clave esencial con la que construyó la más fecunda trayectoria política de toda la etapa democrática de Canarias; no tanto por sus victorias como por sus resultados. Y eso que, aun al final de su vida, todavía había sesudos analistas mediáticos que se preguntaban, con ocho consecutivas victorias electorales a sus espaldas, si Adán Martín era un político o solo un tecnócrata.
Mi mayor deuda con Adán Martín no tiene nada que ver con lo antedicho. Adán me hizo mejor persona, así de claro; y esa es una deuda impagable. Nos hizo mejores a todos los que tuvimos la fortuna de trabajar con él en algún momento. Porque el conocimiento y la bondad, sumadas a una energía incombustible, son mezcla poderosa para influir en la vida de las personas y de los pueblos. Hoy su recuerdo aún me entristece; porque no mereció un final de vida tan temprano, abrupto y doloroso, pero también me alegra y enorgullece por la intensidad con la que vivió siempre, por su fecunda capacidad para hacer germinar tantos proyectos sin dañar ni lastimar aposta a nadie, y por haber tenido el privilegio de vivir con él todo eso de cerca; siempre sin una palabra más alta que otra, a pesar mis errores, fallos y retrasos.

Por eso es que nada puedo entender en mi trayectoria sin el hombre que, hace justo ahora treinta años, recién llegado a la Presidencia del Cabildo de Tenerife,  me invitó a trabajar con él, cuando yo todavía era un desconocido periodista veinteañero, con la desconfianza siempre cargada frente a cualquier político. 

Entonces no  lo podía saber, pero hoy se que el mayor premio de mi vida profesional es que alguien como Adán Martín me mantuviera siempre cerca de él durante dos décadas; y se que eso me marcó tanto como para que siga siendo, ahora y siempre, una referencia constante en mi vida.  Porque es inevitable que una ejemplaridad tan potente [en lo personal y en lo publico] te acompañe siempre.  Y, muchas veces, ante una disyuntiva que se presenta difícil me pregunto: ¿Qué haría Adán?  Y al hacerlo, se lo aseguro, no puedo hallar sus soluciones pero sí el estilo y el camino para encontrarlas.Los amigos le hacían bromas y le aseguraban que llegaría tarde a su propio entierro. Y en eso procuró también no defraudarles. Mantuvo hasta el final una titánica pelea, durísima en sus tres últimos meses, que llegó finalmente a perder antes de tiempo solo porque una infección hospitalaria traidora y oportunista vino a complicar implacablemente su tratamiento.

Cuando murió dije que, siendo siempre hábil ganador -lo repito – de las ocho elecciones políticas a las que se presentó [nadie tiene récord igual en Canarias], Adán Martín sólo había cedido auténticamente en la única batalla que un hombre no puede ganar. Y que la real pérdida fue la nuestra. Porque la de Adán fue una vida ganada, intensa, plena, don eternamente germinal… para y por todos nosotros.

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Familia Versos Versos Año Nuevo

¡Feliz 2017! Abuelía

Sofía, con seis meses de vida.

La abuelía no es tanto un rango,
como nueva mirada a lo que somos,viéndolos a ellos, tan pequeños,  
con renovado pasmo
ante el perenne milagro de lo humano.

Es ascenso al penúltimo escalón, 
apertura de brazos, abrazos 
para acunar primero y sostenerse luego.

Es red para caídas,enredos de caricias
magisterio, guarda, cómplice
espejo de sonrisas, refugio,
bastón, soporte, testigo, memoria.

Todo lo olvidado hay que reaprenderlo; 
y juntos, remendar viejos recuerdos 
y alumbrar otros nuevos.

La historia que fuimos
se enhebra con otros hilos,
anuda mejores deseos y proyectos
para un futuro que, ya sí, levantarán ellos.

Sí:  ¡Bienvenida seas, Sofía, hija de mis hijos!

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Canarias Despedidas Periodismo

Con las botas puestas

Homenaje al periodista Ricardo Acirón

«El CICICOM (germen de la Facultad de Periodismo de la ULL) era Ricardo. Era el pulpo Ricardo en la múltiple función de gestor, programador, profesor, secretario, chófer y logístico«.

Daniel Cerdán, durante su alocución, junto a Salvador García Llanos

Palabras de Daniel Cerdán durante entrega póstuma al periodista Ricardo Acirón Royo del Premio Patricio Estévanez de la Asociación de la Prensa de Tenerife en reconocimiento a su trayectoria profesional. El acto se celebró en la Sala MAC-Casa Elder de la capital tinerfeña

«El nuevo presidente de la Asociación de la Prensa de Tenerife, Salvador García Llanos, me ha regalado el honor de aportar hoy una breve semblanza de Ricardo Acirón, galardonado con el premio de periodismo “Patricio Estévanez”, el político y periodista que creó hace 113 años esta organización profesional, la de más solera de nuestro oficio, tanto en Canarias como en todo el país.

Y el presidente saliente, Juan Galarza, concluyó su gran mandato con la propuesta y aprobación de este reconocimiento para Ricardo, el que fue nuestro primer gran jefe –el de Juan y el mío– en nuestros orígenes: en aquellos años ochenta en los que los aprendices de periodista reestrenábamos la libertad de expresión de la mano de veteranos como Acirón, que habían sufrido los rigores del franquismo en forma de multas, secuestros de medios, despidos y ceses.

Creo que puedo hablar en nombre de la asamblea de la Asociación que en diciembre ratificó la concesión del premio para darles las gracias a Salvador y a Juan. Agradecerles este acto de justicia profesional con el que era el decano de los miembros de la Asociación y el que fue y será por siempre el primer Catedrático de Periodismo de la Universidad lagunera.

Un premio decidido justo en el momento en el que Ricardo cerraba su ciclo como profesor de la Facultad de Periodismo y días antes de que sus propios compañeros supiéramos que había sido alcanzado por una enfermedad fulminante que no pudo remontar.

Ricardo supo, a través de su hija Raquel, de la concesión de este premio “Patricio Estévanez” que él tanto apreciaba. Y quiero pensar que eso iluminó siquiera un poco las circunstancias de los últimos días de su vida.

Quiero pensar que apreció que se reconocían tantos esfuerzos y anhelos que él había entregado a esta profesión. Y que, sintiéndolo así, se mitigaban algunas amarguras y se rompía con los silencios de los últimos años, con esos silencios que suelen seguir a los dirigentes de instituciones y empresas cuando cesan. Gracias Juan, por hacerlo posible.

Este fin de semana caí en la cuenta de un aniversario que ahora les cuento. Lo descubrí justo hace tres días, releyendo uno de los libros de Ricardo: La prensa en Canarias: Apuntes para su historia, su trabajo de fin de grado como licenciado de Ciencias de la Información. Un libro delicioso, sobre el que –sin poderlo– me gustaría extenderme aquí, especialmente sobre sus 25 precisas conclusiones, esas que hacen referencia a los hechos diferenciales del periodismo en Canarias, donde la imprenta llegó tres siglos más tarde que a la Península: un detalle revelador sobre la esforzada industria de la noticias en Canarias.

Retomo el aniversario de que les hablaba: Hoy hace exactamente treinta años y tres días de la fecha en que Ricardo Acirón puso la primera piedra de la Facultad de Periodismo de la Universidad de La Laguna.

Hoy hace exactamente treinta años y tres días de la fundación del Centro Internacional para las Ciencias de la Comunicación (CICICOM), que fue el embrión y la cuna de la Facultad lagunera en la que han cuajado tantas vocaciones periodísticas.

Durante un tiempo –fui testigo– el CICICOM era Ricardo. Era el pulpo Ricardo en la múltiple función de gestor, programador, profesor, secretario, chófer y logístico de una serie de seminarios, cursos e investigaciones que demostraran a las autoridades académicas de la Laguna que había demanda y que era posible y necesaria una Facultad de Periodismo en Canarias.

En puridad, no sabemos ni podemos saber si, sin el impulso de Ricardo, alguien hubiera tenido la paciencia, estímulo y tesón necesarios para crear en Tenerife una facultad que ha permitido y permitirá estudiar Periodismo aquí a cientos y miles de personas que no disponían de medios para hacerlo fuera. La experiencia nos enseña que ésta es una profesión de individualistas y es muy posible que Ricardo Acirón haya sido la condición necesaria para la existencia de la Facultad de Periodismo.

Y, así, que sea en los miles y miles de trabajos, artículos, piezas y reportajes firmados por los que fueron alumnos de esta Facultad y fueron sus alumnos donde se preserven hacia el futuro los genes profesionales de Ricardo Acirón. Esa es la grandeza de la enseñanza, que es una siembra, a veces baldía, pero a veces germen de maravillas.

Ricardo no solo enseñó: creó la plataforma para que otros muchos enseñaran y sigan enseñando. Y en ese proceso vivo pervivirá él y su obra de alguna manera. Y no sólo en las hemerotecas o en los archivos de audio y televisión. O en la herencia que proyecten hacia el futuro Carmita, Jose Miguel, Raquel o Pilar.

Y he querido destacar en estas breves líneas la aportación a la enseñanza de Ricardo Acirón porque, fuera de la academia, es la faceta menos conocida por la sociedad y aún por la profesión, acostumbradas más a recordarlo como el director de Jornada y el subdirector de El Día que fue. Ricardo Acirón estudió, relató y difundió los más 250 años de historia del periodismo en Canarias, en la que él acaba de entrar con honores, después de haberla honrado y enriquecido durante casi medio siglo de intenso oficio.

Salvador García me advirtió sabiamente contra la tentación de alargarme y de repetir aquí lo que don Google con tanta facilidad nos aporta. En alguno de la más de una docena de libros se halla su densa biografía, pero la más accesible y sintética la encontrarán en la web de la Academia Canaria de la Lengua de la que era miembro honorario, como buen profesor de Redacción Periodística que fue; y buen corrector de originales. Doy fe.

De lo que él no presumió nunca en esas biografías ni encontrarán fácil en Google –y por eso lo aporto aquí– es de haber sido uno de los directores de periódico más jóvenes de España, si no el que más entonces. Con 25 años, en 1968, fue director del periódico Lucha, de Teruel, su tierra. Fue un puesto en el que apenas duró unos meses, porque fue cesado por los que entonces mandaban a la postre en todos los periódicos. Un fuerte desencuentro con el gobernador civil de Teruel le sacó del periódico y temporalmente de la profesión. Y por eso vino a Canarias como maestro de escuela pública que también era. Y fundó con Carmita una familia, una facultad y una trayectoria que hoy celebramos. Una trayectoria que, en sus primeros años, dio, junto a Ernesto Salcedo, espacio y debate en El Día y en el “Club La Prensa” a los nuevos políticos demócratas de los años setenta.

Aquel encontronazo con el poder político, con el gobernador civil, le previno sobre las complejas relaciones de periodismo y política.

Una de las sentencias-advertencia que nos solía hacer a los jóvenes periodistas en los años ochenta era: “No cabe la amistad entre un político y un periodista. La amistad de un político con un periodista es siempre interesada”. Se me quedó grabada.

Años después deje de trabajar con Ricardo –pensé que temporalmente– en Jornada, para hacerlo con un político, Adán Martín, durante muchos años, en el Cabildo y en el Gobierno. Tantos años que acabé yo también en la senda política durante los cuatro de una legislatura.

“¿Sabes lo que te digo Ricardo?”, le inquirí un día unos treinta años después: “Que he descubierto de primera mano que tampoco los políticos pueden ser amigos de los periodistas. Al menos de los buenos periodistas”.

Puso su cara de extrañeza sonriente. “Porque un político –añadí medio en broma– no le puede confiar el secreto de nada a un periodista ejerciente, sobre todo si es bueno. Si es bueno, por muy supuesto amigo que sea, siempre acabará soltándolo en petit comité o publicándolo, porque está en el ADN del oficio”.

Cerramos el círculo de aquella enseñanza con la lección de la mutua experiencia de nuestras vidas.

Gracias Ricardo por todo lo aprendido. Gracias a todos ustedes por honrarle con su presencia aquí.

Ricardo bandeó los vaivenes de la política durante décadas y dejó hondas pruebas de su capacidad para la amistad y amor a esta tierra [tanto como para alcanzar su título de más orgullo: Hijo Adoptivo de Tenerife].

Y se se topó finalmente, de nuevo, con la peor cara de la política casi medio siglo después, 47 años después, cuando las miserias de la pequeña política universitaria quisieron cortarle el paso a algo a lo que estaba predestinado: a morir con las botas puestas, al pie del cañón, de la investigación, de las tesis, de sus alumnos. Pero no lo consiguieron y el cabezón de Ricardo lo logró. Porque Ricardo Acirón murió hace solo un mes con las botas de servicio bien puestas».

La familia de Ricardo Acirón en las dos primeras filas

Vídeo: Palabras de agradecimiento y recuerdo de Raquel Acirón

Tributo a la memoria de Ricardo Acirón con la entrega del premio Patricio Estévanez

Más información sobre evento en elblogoferoz.com

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2016. Aspirad a todo

A la astucia del ingenuo
A la ingenuidad del cauto
A la pereza del nervio
A la maldad del santo
Al abuso del sobrio
A la cobardía del bravo
A la furia del sosiego
A la crueldad del bueno
A la tristeza del rayo
A la soberbia del sencillo
A la arrogancia del llano
A la vanidad del modesto
A la ignorancia del sabio
A la temeridad del prudente
Al temor del bizarro
A la vulgaridad del docto
A la ira del sereno
A la apatía del loco
A la terquedad del empático
A la pesadez del terco
A la constancia del pesado
A la virtud del golfo
A la santidad del malo
A la bravura del claro
A la euforia del lanzado
A la felicidad del payaso
A la timidez del soslayo
A la templanza del glotón
A la confianza del ciego
A la fortaleza del frágil
A la prudencia del intrépido
Al sexo de Platón
Al caníbal desalmado
A la humanidad de monstruo
A hacer el monstruo pedazos.
A lo grande, a lo mas grande.
A lo pequeño, a la nada.
A lo malo de lo bueno.
A lo mejor de lo malo.
A lo uno y a lo otro.
Al contrario y al reverso.

Disconformes, conformaos con lo justo:
Aspirad a todo.

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Canarias Despedidas Periodismo

Ricardo Acirón, entre dos viajes a Pamplona

Luto en el periodismo tinerfeño

Hay personas que te cambian la vida. No sabes cuando lo hacen. Pero, llegado un punto, miras hacia atrás y te das cuenta. Y a veces se lo insinuas, se lo dices más o menos, pero no se lo reconoces con la rotundidad de lo que es un hecho cierto y confirmado. Una verdad rigurosa, entre dos viajes a Pamplona.

Hoy he de dar testimonio de uno de esos casos. Ricardo Acirón, que se nos fue a Pamplona a morir -sin saberlo – en su último viaje, fue el aragonés cabezón que hace 35 años se empeñó en que yo -soldadito navarro en el cuartel de Almeida – quedara amarrado por siempre a Tenerife y Canarias por oficio, casa, familia y amigos, por esos cuatro vínculos que nos enraizan profundamente con una tierra y con su paisanaje humano. Y , por si alguna duda me asaltaba, Ricardo tuvo la osadía de aprovechar otro viaje a Pamplona para buscar entonces la complicidad de mi novia (hoy , mi mujer, Berta) y para que también se sumara, los dos juntos, a nuestra aventura vital en Canarias. Pasados los años, la canariedad de mis hijos es también un poco cosa a él debida.

Recuerdo esos gestos de entonces para recrear el lado más humano y entrañable de Ricardo, su vertiente más desconocida, que ocultó siempre tras su fachada de implacable profesor, capitán de redacción y adicto irremediable al trabajo desde la madrugada, mucho antes de que supiéramos qué era eso de ser un workalcoholic. 

Y ya metidos en las veredas profesionales, es la palabra «rigor» la que primero asocio con Ricardo Acirón como periodista. Era una palabra que le gustaba mucho en aquellos años, una cualidad que siempre buscaba en cada pieza, en cada texto y en la concreción exacta de esos titulares por los que a veces peleábamos; conscientes de que una gran mayoría nunca baja a ver la letra pequeña.

Algunos han visto en el rigor de Ricardo  esa primera acepción del diccionario: «Rigidez o firmeza en el trato o en el cumplimiento de ciertas normas». Pero yo siempre aprecie y aprendí de él la segunda: «Propiedad y exactitud o precisión en la realización de algo, especialmente en el análisis, el estudio o el trabajo científicos». Porque ese  era el rigor que vi practicar a diario a Ricardo Acirón en nuestros ocho años juntos en El Dia y Jornada: la busqueda del dato preciso, contrastado, verdadero… riguroso, lo que ahora se viene llamando «periodismo de verificación» y que entonces era ,simplemente, «periodismo bien hecho», información contrastada.

Rigor, sí, y  pertinaz empeño en no casarse con nadie a medio y largo plazo, en ser profesionalmente independiente, aunque en el corto plazo las circunstancias empresariales, las necesidades  y la condición humana hacen del periodista un hombre tan vulnerable y/o formidable como todos. Pero en el horizonte hacia el que se camina -sostenía Ricardo – las aspiración de independencia del periodista ha de ser indeclinable, tozuda, permanente. Y eso tiene sus peajes y sus costes, porque mucha gente no es capaz de entenderlo. 

Cuando alguien se va definitivamente, la vida nos muestra algunas lecciones que nunca acabamos de aprender . Nos dice que cualquier saludo y encuentro puede encerrar una despedida. Y que, por ello, hemos de saludarnos y encontrarnos siempre con la pasión que el corazón nos dicte, más allá de lo que digan las reglas de urbanidad y cortesía o nos imponga la desgana. Hoy me duele la pérdida de Ricardo y me duele no haberme «despedido» de él más intensamente a lo largo del tiempo, para combatir su fugacidad y llenar más nuestras horas de afectos.

El pequeño tributo de estas líneas no subsana nada de lo no vivido. Apenas quiere esbozar unos trazos de un hombre entregado hasta el último día a su triple e intensa devoción -periodismo, enseñanza y familia – y arraigado ya, para siempre, en el recuerdo de los que tuvimos la suerte de disfrutarle en alguna étapa de la vida. Y quiere también recordar que, si alguna vez necesitamos sentir a Ricardo cerca, siempre podemos acercarnos a mirar en el fondo de los limpios y vivos ojos de Carmita.

Publicado en La Opinión de Tenerife

Pubicado en La Opinión de Tenerife

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Adán Martín

La huella de Adán Martín en el Congreso de los Diputados: 135 intervenciones en tres años

Adán Martín fue diputado del Congreso durante una corta legislatura de tres años, de 1993 a 1996 , justo desde el momento en que se constituyó Coalición Canaria (CC) para formar una mayoría en el Parlamento regional que diera lugar al primer gobierno nacionalista de la historia del Archipiélago.


La convergencia bajo unas mismas siglas de las dos uniones partidarias (AIC e ICAN) y los tres partidos (AM ,CCI y PNC) de ámbito canario que constituyeron CC les permitió ganar las elecciones autonómicas en las tres convocatorias siguientes. Y, en todo caso, encabezar el Gobierno de Canarias en los seis mandatos posteriores, hasta nuestros días.


1993 es el año de un giro radical en la historia de Canarias: Con Manuel Hermoso en la presidencia del Gobierno de Canarias y se constituye el primer Grupo Nacionalista del Congreso de los Diputados, con Adán Martín, Lorenzo Olarte, José Carlos Mauricio y Luis Mardones: cuatro escaños, el cuadruple de lo obtenido por AIC en las dos elecciones anteriores.


Es en este contexto de cambio radical del mapa político de Canarias cuando Adán Martín llega al Palacio de las Cortes, en el arranque de la última legislatura liderada por Felipe González, con un gobierno socialista en minoría, muy abierto al pacto y a la negociación con los grupos minoritarios del Parlamento.  Coalición Canaria irrumpe en el espacio nacionalista del Congreso , con nivel ya de grupo parlamentario, que hasta entonces solo ostentaban CIU y PNV . Y mantiene el carácter moderado y pactista que que había caracterizado a AIC. Coalición Canaria logra presencia en todas las comisiones y en todos los debates. Y, por primera vez en la historia, puede ejercer una labor muy pedagógica sobre el hecho diferencial canario, escasamente conocido por la mayoría de los diputados. Y asimismo,  está en condiciones de  introducir en la práctica totalidad de las leyes económicas o territoriales la «salvedades canarias», en ámbitos como la energía, aguas, puertos, aeropuertos, turismo, agricultura, industria, fiscalidad o financiación autonómica.

Los diputados del Congreso  que compartieron con Adán Martín la legislatura 1993 -1996 pudieron conocer de primera mano  su visión de la «España archipielágica» que había ido madurando con los años. Y que en buena medida tuvo su acabada lectura  en grandes proyectos transversales como el Eje Transinsular de Infraestructuras de Canarias y en el proyecto de Estatuto de Autonomía que llegó al Congreso una década después, en 2006 , después de haber sido aprobado por el Parlamento de Canarias casi por unanimidad. En ese consenso amplio [que no ha vuelto a producirse en Canarias en los últimos nueve años]  tuvo mucho que ver la mano izquierda y la estrategia con la que definió la Comisión de Expertos que diseñó el nuevo Estatuto para ponerlo a la altura de los mejores. Y lo hizo manteniendo un estrecho contacto negociador con el PSOE y con el PP, cuando ninguno de los dos estaban en el Gobierno de Canarias, aunque al final las cosas se torcieran ya en el Congreso de los Diputados por los desacuerdos sobre la ley electoral que bloquearon el proceso en la siguiente legislatura y, con ello, las ilusiones de muchos de los que esperan un mejor encaje  de Canarias  en el bloque constitucional español.

Entre  1993 y 2007, primero como diputado durante tres años y luego como permanente negociador, Adán Martín desplegó su mayor actividad en las relaciones de Canarias con el Estado. Siempre fue más duro y contundente en las conversaciones a puerta cerrada que en las manifestaciones públicas. No en vano una de sus pautas de trabajo era el ser exigente en privado ante instancias superiores (gobiernos de Canarias y de España) y no ser descalificante o agresivo en público al referise a esos contactos. Y era así tanto por su propio talante como por no romper las vías de negociación y de acuerdo: llevaba la negociación y el pacto en su ADN.


Todo lo que a a puerta cerrada era de demandante e incisivo se convertía en conciliador a la hora  de reflejar las posiciones ante los medios y no al revés. En su estilo  siempre prefirió detallar las discrepancias y apuntar siempre posibilidades de acuerdo antes que otras tácticas basadas en ese tipo de confrontación permanente que busca réditos políticos más  que sellar acuerdos rápidos y eficientes.

Cuando Adán Martin llegó al Congreso en 1993 era un hombre que ya le dedicaba entre doce y catorce horas diarias a la Presidencia del Cabildo de Tenerife; y desempeñaba además la  Secretaría General de la Agrupación Tinerfeña de Independientes, ATI [aun no disuelta en Coalición Canaria ]). Las encuestas previas le otorgaban un alto nivel de popularidad en su partido, lo que le convertía en candidato idóneo para conseguir dos escaños en su provincia, doblando el número de los que habia logrado AIC en el año 1989. Ese fue el motivo con el que le convencieron para encabezara una candidatura que le complicaba la vida. Tampoco se había postulado para el cargo cuando en 1987 aceptó liderar la lista al Cabildo, en la creencia de que le tocaría estar en la oposición, con solo una dedicación parcial a la política. Seis años después, sabía que la elección como diputado era segura y que si aceptaba iba a asumir un triple rol e iba a tener que estirar el tiempo como nunca antes lo había hecho.


A Adán Martín le gustó mucho trabajar en el Congreso, sobre todo porque, además de hacer política, le permitía acceder a un nivel alto de información sobre gran variedad de temas importantes para la gestión de los intereses insulares, especialmente en las comisiones o las ponencias, donde la política baja al dato y se aleja del permanente teatro de los plenos. Los periodistas parlamentarios recordaban cuando murió que Adán Martín fue -y así los atestiguan las actas – un diputado más de comisión que de pleno, sabedor de que en la comisiones se podía debatir, contrastar opiniones, aprender e influir verdaderamente en otros grupos, porque se podía analizar los temas con ese nivel de detalle y profundidad con los que el se sentía a gusto. Porque necesitaba rodearse de los más y mejores datos para convencerse antes que nada a sí mismo y estar verdaderamente seguro del camino elegido antes de tratar de imponérselo al resto; o antes de modificar su posición con las opiniones de los otros.


Siempre creyó que el más de un centenar de horas que pasó debatiendo con expertos en la Comisión parlamentaria sobre  Plan Director de Infraestructuras (PDI) había sido el mejor master universitario que pudo realizar en su vida, porque por allí pasaron las más brillantes cabezas del país  en la materia. Aquella experiencia le confirmó su apuesta por la planificación como modo de trabajo. Adán Martin llevaba siempre el traje de ingeniero puesto y por eso dejó especial rastro en el PDI que presentó José Borrel . No se perdió ni una sola de las sesiones de la ponencia e introdujo ya hace veinte años aportaciones muy relevantes para que se dejara de considerar a España solo como una mole continental y se entendiera que la conectividad de los archipiélagos era y es esencial.

Del Congreso salió más y mejor pertrechado para poner en contexto español las singularidades evidentes de Canarias. Y eso lo agradeció siempre. Porque al diputado novel que fue le aportaba el pormenorizado conocimiento que le daba su condición de ya experimentado presidente del Cabildo de Tenerife.  Y al titular del gobierno insular el diputado que era le abrió puertas de despachos madrileños, le facilito  respuestas a preguntas precisas, le permitió negociar inversiones, le posibilitó infuir en el diseño de las redes de transportes (puertos y aeropuertos) que sabía cruciales y, lo humanamente más emotivo, hizo posible dilatar el cierre de la que entonces era, paradojicamente, la fabrica de tabacos más rentable de Tenerife , Philips Morris-TACISA, condenada al cierre por los acuerdos de la multinacional con Tabacalera, ambas empeñadas en concentrar la producción en pocas fábricas. Y lo hizo en plena sintonía con un comité de empresa, que se batió durante más de un década por mantener el empleo en el que entonces era el principal subsector industrial de Canarias.

En el Congreso Adán Martín reforzó y asentó una idea clave en su vida y en su trayectoria : la necesidad de primar y trenzar grandes acuerdos entre los grupos diferentes  para garantizar que las nuevas políticas fueran eficaces y duraderas. Solo así era y fue posible que planes y proyectos que necesitaban  más de una década para llegar a buen puerto se cumplieran, incluso cuando él ya no estaba, como ocurrió con los 36 planes que dejo ejecutándose  en el Cabildo de Tenerife cuando salió de la institución en 1999. O con los doce planes pactados con los cabildos desde el Gobierno de Canarias, que en algunos casos aún siguen ejecutándose; sobre todo los que implicaban grandes recursos  en materia de sanidad y de transportes y conectividad entre las islas. Los que claman por la integridad española y se centran en la bandera o en los símbolos no caen muchas veces en al cuenta de que las comunicaciones con Canarias y Baleares son los auténticos hilos umbilicales que aseguran la unidad real de España, la viabilidad de ambos archipiélagos y el bienestar de sus tres millones de habitantes. Adán Martín sembró esa inquietud  sobre la conectividad en el Congreso y la llevó continuamente a diversos ministerios, especialmente a los de Fomento e Industria y Turismo; y a Bruselas. 

Pero su visión sobre la conectividad nos se limitaba al ámbito español. Estaba convencido de que la conversión del Archipiélago en un autentico nodo o hub intercontinental lo reforzaría como primer destino turístico mundial en invierno y le abriría las puertas para ejercer un papel de liderazgo  y de coordinación en la cooperación mundial con África. Esa vertiente humanitaria la acentuó más tarde, desde la Presidencia del Gobierno de Canarias, cuando la continua llegada de pateras redescubrió a Europa sus obligaciones pendientes con el continente más critico y empobrecido del mundo.


Adán Martín se formó en el cultura de la primera transición democrática y fue singular exponente de lo que hoy es una rara avis: un político que prefiera el acuerdo a la confrontacion, el dialogo y la búsqueda conjunta de lo bueno, en lugar de esas soluciones «mejores» que a cada uno le gusta tener para todo. Firme partidario de que lo mejor es enemigo de lo bueno, prefirió encontrar entre todos una solución que valiera para la inmensa mayoría. Convencido de que vale más siempre un acuerdo que un gran pleito, su trayectoria le demostró además que esa actitud era la correcta políticamente:  De forma interrumpida,  desde 1979 ganó siempre las elecciones políticas a las que concurrió [Ayuntamiento de Santa Cruz, Cabildo, Congreso, Parlamento de Canarias], mejorando casi siempre los resultados anteriores.

Dejó en el Congreso su huella en 135 intervenciones documentadas en temas sobre todo económicos y territoriales. Aparecen en los diarios de de sesiones digitales y desde hace algun tiempo pueden también consultarse en formato de audio. Y no quiso continuar porque el trabajo en el Gobierno insular le detraía demasiado tiempo como para aportar en Madrid todo lo que el le gustaba.  Renunció a seguir en el Congreso por ese motivo y guardaba un magnifico recuerdo tanto de sus iniciativas parlamentarias  como de todo lo que pudo aprender. 

Adán Martín buscó siempre maximizar, optimizar, aprovechar las oportunidades. Y, sobre todo, aprovecharlas juntos, buscando la cooperación y el entendimiento de todos. Compartir fue su fórmula mágica: reunir las suficientes voluntades para atacar los más altos logros, desde un pequeño ayuntamiento a las instancias de la Unión Europea. Dejó en ese camino  todo lo mejor de sí. Y años después de su muerte , sus semillas todavía estan fructificando.