LAS REDES sociales se abren paso poco a poco en Canarias. Esta semana se ha vuelto a conocer una pequeña radiografía de la presencia de las marcas canarias en la principal de ellas, Facebook, que arroja un panorama no demasiado exultante: https://maspalomasahora.com/art/15967/cinco-marcas-canarias-superan-los-20000-seguidores-en-facebook
Solo cinco marcas superan en Canarias los veinte mil seguidores, a pesar de que el número de cuentas en Facebook abiertas en las Islas debe rondar las cuatrocientas mil. El dato puede ser indicativo de dos causas fundamentales y superpuestas. La primera, que carecemos de marcas propias con mucho arrastre social o con gran implicación emocional entre sus clientes; un detalle importante para que estos se decidan a sumarlas a su tablón de noticias en Facebook. La segunda razón puede derivarse del «amateurismo» que impera en la gestión de las redes sociales, a pesar de la multitud de cursos y jornadas sobre ese nuevo oficio que se ha dado en llamar «community manager», y que no es otra cosa que el viejo portavoz (pero ahora interactivo) de la marca en los medios digitales.
Se predican nuevas ideas sobre cómo una marca se ha de relacionar con sus clientes o amigos, pero en general se es incapaz de abandonar los viejos clichés publicitarios, la repetición diaria y constante de invitaciones al consumo, con ofertas, concursos y juegos donde las marcas aportan escaso valor a sus seguidores y, por el contrario, ponen en evidencia, solo y casi exclusivamente, sin interés por vender o ganar seguidores por el procedimiento que sea. Nadie construye así relaciones fuertes y duraderas. Lo que era una gran oportunidad la están desaprovechando, porque han visto en las redes sociales -y sobre todo en Facebook- un medio publicitario barato, sin darse cuenta de que los usuarios de estas redes buscan información pertinente para sus intereses y no mera publicidad.
Muchos perfiles de marca se han «exprimido» y abarrotado tanto con mensajes absurdos como para quedarse estancados apenas nacer.
En internet no hay distancias ni ultraperiferia. Todas las marcas están a un clic. Y, si las empresas canarias no son capaces de interactuar bien en el mundo relacional que abren las redes sociales, serán otras las que ganen la atención de los ciudadanos; justo en una época en la que la «atención» es un activo de primer orden, aunque no lo reflejen balances y cuentas de resultados.
Con retraso, los partidos y los líderes políticos canarios -marcas al fin y al cabo- se han incorporado también a Facebook y Twitter, pero -salvo muy contadas excepciones- con los mismos vicios y defectos que caracteriza la presencia de las empresas. Vienen apremiados por unas elecciones inminentes que les empujan a usar las redes sociales para lanzar micromítines a diario. Como si hubieran olvidado que la gente no va ya a los mítines, y cuando lo hace está ya absolutamente convencida.